martes, 23 de marzo de 2010

Cántico a la primavera


Blanco nieve

Naranja atardecer

Con la salida del sol

Vuelvo a nacer

Siento cosquillas

En la planta de los pies

Encojo los dedos

Los siento desaparecer

Engullidos por la hierba

Que no para de crecer

Verde como la esmeralda

Que buscando encontré

Colgada de mi cuello

Cuando comencé a recorrer

Con la punta de mis dedos

El resto de mi ser.

Extiendo las alas

Buscando la luz

Y la encuentro

Bajo un cielo azul

Miro hacia arriba

El sol me sonríe

Entonando una canción

Y con sus amarillos rayos

Me alegra el corazón

Los pajarillos alborotados

Bailan a su son

Y entre aleteo y aleteo

Alaban su canción.

Cierro los ojos,

Empiezo a girar

Sintiendo aflorar

La felicidad

No puedo evitarlo

Y empiezo a sonreír

Hay algo vivo

Dentro de mí.

¿Es un sentimiento

O tan solo una emoción?

¿Para qué preguntármelo?

Eso pienso yo

La tierra se tambalea

Y me siento caer

Sobre un lecho de flores

Que empiezan a florecer

Se ríen susurrándome al oído

Historias de deseos, sueños y delirios.

Abro los ojos

Y contemplo el atardecer

Es hermoso e intenso

Como las olas al romper

En la orilla de una playa

Que las vio nacer.

Busco en mi recuerdo

La forma en que empecé

De larva pasé a crisálida

¿Y de crisálida a qué pasé?

Vuelvo a la realidad

Observando el firmamento

Y me sorprende la caricia

De unos rayos tiernos

Suaves como el terciopelo.

Sigo la luz

De un blanco perla

Y me encuentro ante la luna

Que me mira con ternura

Me quedo anonada

Ante tal atención

La luna comprensiva

Me susurra: “corazón,

Deja atrás los pensamientos

Y disfruta cada situación,

Que el tiempo se escapa

Cuando acudimos a la razón”

Asiento sorprendida

Mientras se aleja sonriente

Entre cientos de estrellas

Con aspecto reluciente.

Sin pensarlo echo a correr

Sintiendo como el viento

Acaricia mi piel

Me sumerjo en un fresco arroyo,

El agua lame mi piel.

Canto con el sol naciente

Y me río sin querer.

Huelo el aroma de las flores

Y estor nudo por placer.

SIENTO

DISFRUTO

VIVO