lunes, 14 de febrero de 2011

Mariposas


Tumbada en la cama, sin poder dormir, me he puesto a pensar y me ha venido a la cabeza aquella canción que me mandaste hace tiempo, aquella que me animaba a confiar en ti, con la que me decías que me abrías tu corazón, que llenarías mi falta de amor y que cerrarías el paso al dolor si te dejaba entrar… si fuera tan fácil, ya estarías dentro, ojalá fuera tan fácil, pero sabes que me cuesta, no es fácil curar alas rotas, no es fácil derrotar al miedo y volver a alzar el vuelo.

Aun así, poco a poco, vas adentrándote en mi corazón por un pequeño agujerito que hice en mi coraza, solo para ti. Confió en ti, aunque no esté lista para dártelo todo.

Me has ayudado a pintar mariposas en la oscuridad, pero ahora toca hacerlas realidad.

No quiero que me digas lo que quiera oír, quiero que me digas lo que me quieras decir y que no te guardes nada por miedo a que no pueda soportarlo, porque lo que no puedo soportar son los secretos y la incertidumbre.

Queda un largo camino por delante, si todavía quieres luchar por curar mis alas rotas y ayudarme a alzar el vuelo, si todavía quieres hacer que las mariposas que me has ayudado a pintar sean de verdad, si todavía quieres abrirme tu corazón y que yo te lo abra a ti.


http://www.youtube.com/watch?v=is2d9oUYEMU&feature=related



sábado, 12 de febrero de 2011

Un sueño hecho realidad


Siempre he tenido curiosidad por el mundo marino, por las muchas especies que habitan ese mágico mundo y como funciona su ecosistema… el día 16 de junio de 2010 se hizo realidad uno de mis sueños…

Hacia frio para estar en Junio, apenas lucía el sol, estaba resfriada y emocionada porque sabía que iba a ser un día intenso aún sin saber a dónde me dirigía. Llevada en coche por el autor de un robo y un secuestro acabé por llegar a un lugar llamado Faunia. Llegados a este punto intuía cual iba a ser la aventura que me aguardaba, pero no entendía cómo iba a poder desarrollarse, no tenía el material necesario, tan solo iba equipada con ropa de calle, clínex y mi fiel cámara de fotos. Mi raptor me sorprendió al abrir el maletero del coche en el que me había llevado, dentro se hallaba todo lo necesario, previamente sustraído con extremo sigilo. ¡Maldito ladrón! Ni siquiera lo había imaginado. Nos adentramos en Faunia para explorarlo, comimos y, a las 16.00, nos dirigimos al lugar donde se realizaría mi sueño.

Nos recibieron vestidos para la ocasión y nos proporcionaron nuestros trajes especiales, en los vestuarios nos preparamos a conciencia. Los trajes aunque ajustados eran cortos y se adaptaban a nuestros movimientos.

Al salir de los vestuarios había llegado el momento. Nos frotamos manos y pies con un liquido trasparente, que llamaban desinfectante y nos dirigimos al borde del tablón de madera que cubría el suelo. Y nos sentamos mientras nos ofrecían información bastante interesante, en cuanto acabaron, un precioso ejemplar de león marino se acercó para apoyar su cabeza en nuestras piernas y permitirnos acariciarle. Su pelaje era largo y de diferente color y características, la parte de la raíz era áspera y dura y las puntas eran suaves e impermeables. No podía estarme quieta aunque es lo que nos exigían mientras el animal iba de uno a otro.

Terminada la primera fase de reconocimiento, muy lanzada, metí el pie en el transparente líquido, que se extendía ante nosotros, y… ¡Dios! ¡Estaba helada! No sin contener la respiración nos sentamos en un escalón con el agua por la cintura y las piernas totalmente sumergidas. Entonces llegó el momento de reconocer las aletas de Ibo, tan suaves y finas.

Después de esto, ya encantados con la aventura, bajamos el que creíamos el último escalón para ponernos de rodillas sobre la plataforma de madera, y observar las pequeñas orejas y la forma de nadar de un oso marino que pasó nadando, muy lentamente, pegados a nuestros chalecos salvavidas.

Algunos nos aventuramos a lanzar un trozo de manguera al agua para después quitárselo de la boca al grácil animal, que lo traía de vuelta como si de un perro se tratara. Tengo que decir que, después de esto, el bichito se vengó salpicándonos agua con las aletas delanteras, dejándonos totalmente empapados.

Tras la jocosa broma, llegó el turno de tumbarse, con una persona agarrándote de los hombros y otra persona agarrándote de los pies. A la orden de un entrenador un león marino saltó varias veces sobre cada uno de nosotros, para después tumbarse encima durante unos segundos. ¡Fue maravilloso!

Ahora sí que tocaba bajar el ultimo escalón, y realmente podríamos llamarle tirarse a la pileta, porque debíamos nadar fuera de la plataforma. Una vez dentro, se nos acercó un león marino que se mantuvo estático delante de nosotros para que pudiéramos acariciarlo en flotación.

Tranquilamente nos colocamos a un lado para observar de cerca los impresionantes saltos del animal, que sacó completamente el cuerpo del agua para tocar el extremo de una larga vara y entrar limpiamente en el agua de nuevo repetidas veces, cada vez más alto. Para que lo viéramos mejor nos colocaron formando un círculo, alrededor del cual empezó a saltar el atlético animal, fue impresionante.

En la última fase de la aventura, nos proporcionaron unas gafas de buceo y nos pidieron que nos quitáramos el chaleco, ¡debíamos sumergirnos en el agua para ver como comían los animales! Eran tan rápidos nadando y atapando los pececillos que había que estar muy atentos para no perderlos de vista, a pesar de pasar rozándote.

Una vez terminada la aventura nos duchamos, cambiamos y vamos a comprar una foto de recuerdo, pero el día no había acabado. Nos dirigimos al coche de nuevo y emprendimos camino a casa, estaba exhausta, por la mañana había madrugado para hacer un examen y la noche anterior apenas había dormido a causa de los nervios y el estudio. Iba medio dormida, soñando con lo que había pasado en el día, me desperté, asustada, un lémur, al que habíamos agarrado la cola en Faunia, había aparecido de repente delante de mi… vaya solo era un sueño…

Llegamos a casa, voy a dejar las cosas en mi habitación y cuando vuelvo al salón para enseñarle las fotos a mi madre me encuentro a mis amigos con una tarta y con un ¡SORPRESA! en la boca, sin dejarme reaccionar empiezan a cantarme el cumpleaños feliz, me dan regalos y no paran de preguntarme por la aventura vivida mientras vemos las fotos y comemos tarta.

Fue un día fantástico, gracias a todos vosotros, os quiero muchísimo a todas y todos.

Y gracias a Jorge, mi chico, por hacer que uno de mis sueños más difíciles de cumplir se hiciera realidad.