jueves, 5 de enero de 2012

Noches calurosas de Verano


Abro los ojos, tumbada en mi cama miro al techo intentando ocupar el menor trozo de cama posible, la casa está oscura y en silencio excepto por la suave y regular respiración que me acompaña todas las noches de verano.
Por más que lo intento no puedo dormir, tengo calor. Me levanto despacio procurando no mover el colchón, intentando no hacer ruido, y me quedo unos largos segundos inmóvil escuchando esa queda y regular respiración, no se ha despertado.
Emigro a la cocina, sola, a oscuras. Cuando llego, envuelta en la misma oscuridad y acompañada por el sonido de mis pasos, me preparo un frío colacao. Es lo único que me faltaba por hacer esa noche, quizás así podría dormir. Cojo la taza y me dirijo al salón para acomodarme en el sofá y disfrutar del frescor de la bebida.
Cuando me lo acabo vuelvo a la cocina para dejar la taza en la pila y llenarla de agua, aun no tengo sueño pero me dirijo a mi habitación, me asomo por la puerta y observo la forma oscura, fuente de la respiración suave y regular que me acompaña numerosas noches, que yace en un lado de la cama, no se ha movido, escucho atentamente, su respiración no ha variado. Me doy unos segundos más para observarle y escucharle, después vuelvo al salón, me acomodo sin entender ninguna luz y cierro los ojos.
Abro los ojos, estoy en la cocina bebiendo agua, la casa está a oscuras y hace calor, llevo un pijama de verano y aunque estoy sola en la cocina me siento acompañada, guardo la botella en la nevera y atravieso el salón para dirigirme a la habitación de mis padres. En el salón, tumbados en los sofás hay dos formas oscuras, son un par de amigos durmiendo. Al pasar por delante del baño otra figura oscura se abalanza sobre mí, el corazón se me acelera unos segundos, me siento acompañada pero me asusta la oscuridad. Cuando la figura me rodea con los brazos sonrío y digo: “¿Pensabas que me iba asustar?” aunque así ha sido, cierro los ojos.
Abro los ojos, sigo en el salón, sentada en el sofá, acomodada en el respaldo. Suspiro, ese recuerdo era de ¿hacía cuanto? ¿3? ¿4 años? Me tumbo en el sofá abrazada a un cojín y analizo como me siento ahora mismo. Sola, pero segura. Me levanto y voy a la habitación, me quedo unos segundos en la puerta escuchando y observando, no ha cambiado nada, me acerco a la cama, me tumbo con suavidad y abrazo esa forma oscura con respiración suave y regular que se acurrucan acercándose más a mí.
Cierro los ojos, ya no me siento sola y sigo sintiéndome segura pienso perdiéndome en la cálida oscuridad del sueño…

4 comentarios: